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Cambios en nuestro cuerpo al modificar nuestra alimentación

El cuerpo sano es el producto de la mente sana

Cuando empiezas una nueva rutina (dieta, ejercicio, cambio de alimentación…), es muy importante que dejes de lado el peso, la báscula y las calorías y pongas el foco de atención en otras sensaciones que puedes sentir en tu cuerpo.

Muchas personas comienzan una dieta cuando quieren perder peso. Cuando hay sobrepeso y obesidad, normalmente suele haber asociado un estado inflamatorio generalizado del organismo, que se puede traducir en, falta de energía, pesadez mental…

El mal estado del tejido intestinal, junto con grandes ingestas o atracones, también hace tener malas digestiones, malabsorción de nutrientes… En resumen, una microbiota desequilibrada, nos puede llegar a producir flatulencias, dolor, incluso sensaciones de cansancio y tristeza.

Por otro lado, al consumir alimentos hiperpalatables, el umbral de tolerancia al dulce y otros sabores es muy elevado, con lo que hay una gran necesidad de productos de sabores muy potentes.

Cuando empezamos a perder peso, ese estado inflamatorio se va reduciendo y todos esos síntomas o molestias se van reduciendo/mejorando.

Al ir disminuyendo los productos ultraprocesados y super sabrosos, el paladar se va reeducando y el umbral de tolerancia a los sabores “normales” de los alimentos se va equilibrando.

En general, hemos de pensar en nuestro organismo como “un todo”, y una mejora en un aspecto, lleva otra mejora indirecta en otros parámetros.

Cómo medir la evolución de tu cuerpo con una nueva rutina:

  • Vitalidad: el cuerpo se siente más ligero, sin tanta fatiga… Por ejemplo empiezas a ser capaz de correr para coger el autobús sin ahogarte, o subir las escaleras a buen ritmo sin cansarte.
  • Claridad mental: la mente deja de estar tan espesa, ganas capacidad de concentración. Al ir mejorando la calidad de nuestra microbiota, nuestro estado anímico se verá reforzado.
  • Descanso: Al no tener digestiones tan pesadas, ni pasar hambre, es más fácil coger el sueño.
  • Mejores digestiones: al comer con sentido común, respetar nuestras sensaciones de hambre y saciedad y sobre todo, al comer de forma sana y equilibrada, nuestras digestiones mejorarán, al no ser tan pesadas.
  • Reeducación del paladar: al ir reduciendo la cantidad de azúcar y de productos hiper sabrosos, poco a poco vamos reencontrando el sabor de la fruta y del resto de alimentos que antes nos sabían insípidos.
  • Cinturón / Ropa: al ir perdiendo volumen, la ropa nos vendrá más holgada y necesitaremos ir haciendo agujeros al cinturón para poder ajustárnoslo.

Estos son solamente algunos ejemplos, cada cuerpo es único y diferente, por lo que sus cambios también lo son.

¿De qué otra manera crees que se puede medir tu evolución? ¿Has notado algún otro cambio diferente a los ya mencionados cuando has comenzado una dieta?

Recuerda, en Nodrit somos expertas nutricionistas en La Vall d’Uixó.

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